Conoce Nuestra Historia

El interés y la fijación por el derecho y la defensa de las causas justas comenzó al ver tantas situaciones de injusticia cometidas por las autoridades, tanto, administrativas como judiciales, en contra de nuestra gente y de familiares muy queridos, que, en el marco de los procesos que se llevaban en contra de ellos, se desconocían y desestimaban sus costumbres y tradiciones, aplicándoles sin ningún distingo las leyes y procedimientos establecidos desde la concepción de la sociedad mayoritaria, importándoles poco nuestra conciencia cultural.
Estas actuaciones, de estos agentes públicos, revestidas de “legalidad”, me causaban muy en el fondo ciertas sensaciones de injusticia, sin que pudiera expresar cómo y de qué forma les violentaban sus derechos naturales, dado que no tenía la preparación necesaria y no conocía cuales eran nuestros derechos reconocidos por el Estado en algo llamado “Constitución”.
Estas circunstancias, más el espíritu defensor que siempre moró en mí, me llevaron a tomar la decisión de estudiar y formarme en el derecho y en las leyes de los occidentales, para, desde ese conocimiento, hacer valer el ordenamiento normativo nuestro, el cuál es tan válido y goza del mismo reconocimiento y protección.
Esta acertada decisión, inspiró también a mi hermano, quien tiempo después se animó, al igual que yo, a estudiar derecho.
Debo resaltar, como siempre lo he hecho, el apoyo incondicional de mi madre, mis hermanos y mis hijos, quienes me alentaron para soportar semana a semana los viajes a la ciudad de Valledupar durante Cinco años; pero exaltar especialmente el aliento de mi amada esposa, la cual no solo fue respaldo anímico para mí, sino que, en muchas ocasiones, con esfuerzo y trabajo, fue mi impulso económico las veces en que yo no podía seguir costeando mis estudios.
Una vez logrado el objetivo, esto es, haberme graduado como abogado; improvisé como oficina, el baño de mi casa, un lugar con unas dimensiones lógicamente estrechas, el cual adecué y en el que sólo cupo nada más que un escritorio y un computador. Esta pequeña oficina debía llevar un nombre, que fuera consistente con mi causa y lo que decidí tomar como base, es decir el derecho propio; pero que al tiempo representara mis orígenes y esencia como descendiente de un linaje ininterrumpido de Pütchipuús (Palabreros Wayuu), y es así como nace COSMOVISIONARIOS Abogados & Palabreros y su acrónimo CA&P. Un nombre compuesto por las palabras Cosmovisión, (que hace alusión a nuestra creencia diversa y forma particular de ver el mundo), y Visionarios, (significando que en el tiempo futuro también estén presentes nuestra cultura y valores identitarios); acompañado por un símbolo que resulta de la fusión del Wararat (“bastón” del Palabrero) y la balanza ícono característico del Derecho.
En compañía de mi hermano, que aún estudiaba, el paso siguiente fue hallar personas, que, como nosotros, compartieran nuestra pasión y convicción por la abogacía y la justicia, y el ánimo reivindicatorio de nuestros derechos naturales, fundamentados en nuestra cosmología Wayuu, para la defensa de los derechos humanos, principalmente de nuestros hermanos Wayuu; es así como logramos la adhesión a nuestro sueño de varias jóvenes como Divina, Kendry, Adrianis, y tiempo después muchos otros jóvenes y profesionales valiosos, que se convirtieron en el equipo base para el funcionamiento de COSMOVISIONARIOS. El crecimiento de nuestra organización trajo consigo también, la necesidad de pensar en dar el salto de calidad y posicionamiento de la empresa, dado que aquel pequeño lugar en donde funcionábamos nos quedó chico ante el vertiginoso crecimiento (GRACIAS A DIOS) que nos significó el hecho de que personas, entidades y empresas, creciente y recurrentemente, accedieran a nuestros servicios profesionales; lo que nos permitió, después de una debida planificación, esfuerzos y sacrificios, la construcción de nuestras hermosas instalaciones en las afueras de la ciudad de Maicao; y que hoy en día está dispuesta para atender las necesidades jurídicas de nuestros clientes.

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